LA CALMA DEL MAR.


 La vida es como el mar, a veces está en calma y otras está llena de olas embravecidas y a nosotros nos toca sortearlas con nuestras tablas. 

Quizás, tu tabla no sea la adecuada, porque es demasiado grande y pesada, y apenas puedes sostenerla, pero aún así, tienes el valor de sonreír ante la adversidad, subirte a ella y mantenerte en pie cuando otros, con mejores tablas, son incapaces de hacerlo.

Al final, poco importa la tabla si no somos capaces de levantarnos cada vez que caemos al agua. Cada vez que nos hundimos en lo más profundo del mar y pensamos, que no vamos a salir a flote. Aún así... te levantas, y vuelves a coger esa ola, una y otra vez, hasta que cese la tormenta, hasta que se calme el mar y podamos seguir disfrutando de la belleza de un mar en calma. 

Pero para disfrutar de la calma del mar, debemos aprender a sortear las olas de la vida sin que nos hundan. 




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