La Luz de una sonrisa.


 Llega un día que te das cuenta que has dejado de sonreír. Pero... perder la sonrisa no ocurre de un día para otro, va pasando poco a poco, sin que nos demos cuenta.

Un día te levantas más cansada de lo normal, las cosas te parecen más pesadas; el vestirte, arreglarte, ir a trabajar... cosas que hacías con tanta naturalidad te cuestan un esfuerzo sobrehumano. Te mientes, y te dices que simplemente estás "cansada", y lo ves normal, porque tienes mucho trabajo, porque no duermes bien, porque no comes bien... Vas notando que tu luz se va apagando, que no brillas tanto como antes, pero no le das importancia, porque estás "cansada". 

Llega un día que te sorprendes a ti misma mirándote las manos y pensando que no recuerdas cuando fue la última vez que te pintaste las uñas. Pero... ¿Para qué te las vas a pintar si se van a descascarar en dos días? Poco a poco, la imagen que te devuelve el espejo se ha convertido en una extraña para ti. Muestra a una persona desconocida y gris, que apenas emite luz, así que... dejas de mirarte al espejo, dejas de maquillarte, total, ¡con lo cansada qué estás ni el corrector lo va a tapar! 

Te sigues mintiendo, y piensas que necesitas descansar, que solo estás un poco apagada y lo que te hace falta son unas vacaciones, pero cuando llega tu tiempo libre no tienes ganas de nada. No te apetece salir, no quieres viajar, no quieres ver a nadie, porque tienes que sonreír, fingir que todo está bien y tú no estás bien. Llega un día, que todo te molesta, la risa de la gente, la felicidad de los demás, los logros que otros cumplen... Y sobre todo, te molesta el ser una extraña, que ha perdido sus sueños y esperanzas y deja que los días pasen, poco a poco, esperando subsistir. 

Y entonces te das cuenta que no estás apagada, lo que pasa es que no brillas. Has dejado de emitir tu luz, se ha apagado, al igual, que tu sonrisa. A veces, ni siquiera puedes saber cuál ha sido el motivo, simplemente has dejado de brillar y no recuerdas cuando fue eso, quizás cuando dejaste de sonreír. 

Nunca deberíamos permitir, que la luz de nuestra sonrisa se apague. 






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