DESDE LOS OJOS DE UN NIÑO.

 Cuando uno es pequeño el mundo le pertenece, los sueños son posibles, el tiempo no existe y los adultos son seres extraños y absurdos que rigen sus vidas bajo normas ridículas.

Al crecer, no podemos recordar que hemos sido niños, o muchos no pueden hacerlo, se olvidan de la libertad de jugar en la calle, el poder que da desafiar a tu madre cuando no quieres comer lentejas y la felicidad tan simple que conlleva el saltar sobre los charcos que ha dejado la lluvia, tras una tormenta de verano.

La infancia es un mundo maravilloso donde todo es posible, son los adultos los que te llenan de realidades, en las que todo es imposible, caro o no es para ti. Pero... si volvieran la vista atrás, podrían recordar lo que es mirar desde lo ojos de un niño todo un mundo que no tiene límites. 







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